SUS PLANES SON
MEJORES QUE LOS MÍOS
Todo empieza con una idea. Tal vez quieras comenzar un negocio o convertir un pasatiempo en algo más. O bien, es posible que tengas un proyecto creativo para compartir con el mundo. Sea lo que sea, la manera en la que cuentes tu historia online puede marcar la diferencia.
En 2022 me compré mi primer cuaderno para comenzar a hacer journaling. Y desde ahí no paré de escribir. Descubrí que me encantaba escribir; que expresar emociones en papel me salía natural y, más que expresarlas, podía aclararlas. Un día, mientras escribía, dejé una frase que hoy me sigue haciendo demasiado sentido: “no es sino que escriba una palabra, para que todos mis pensamientos empiecen a salir, como si estuvieran haciendo fila… ‘voy yo’, ‘luego yo’, ‘después sigo yo’… todos ansiosos por ser aclarados.”
Cuando todo se queda en la mente, se hace un nudo, una confusión… como manejar bajo lluvia y el limpiaparabrisas no funciona. Escribir, en físico, me enseñó eso: que la claridad llega cuando le das un lugar a las palabras.
Hoy tengo siete journals que marcaron etapas clave de mi vida. Y no quiero parar de escribir.
Ese mismo año conocí Notion y nunca más nos separamos (si llevas tiempo aquí sabes que es mi segundo cerebro). Migré casi todo lo posible a lo digital: estudios, mi negocio, seguimiento de hábitos… todo, t-o-d-o. Me volví experta en Notion y en tener mi vida en un solo lugar.
Pero físicamente dejé solo una cosa: la escritura. Lo demás, feliz en Notion. La escucha profunda, en papel.
Ahí mismo llevaba mi lista de pendientes. Me pasaba algo curioso y hermoso: después de escribir en mi journal, escribía mi lista de pendientes del día. Corazón → manos. Poco a poco entendí que eso era lo que más me estaba funcionando. Busqué una “agenda” que tuviera en la misma página un espacio para escribir y luego una lista de pendientes… y no la encontré. Pensé en sacar algo así; lo soñé; pero ese proyecto quedó en pausa… para “no sé cuándo”.
SUS PLANES SON
MEJORES QUE LOS MÍOS
Y entonces llegó 2025 —el año en el que más cerca he estado del amor del Padre— y mis mañanas comenzaron a cambiar.
Antes: me despertaba mirando el celular, scrolleando, y me iba directo al computador a abordar pendientes “porque había que hacerlo”.
Ahora: me levanto temprano para tener un espacio en quietud con Él; alabo, oro, leo la Biblia y hago mi devocional.
Quise buscar una “agenda” donde escribir mis oraciones y lo aprendido de la lectura del día… y terminé con 3–4 cuadernos (uno para cada cosa). Yo amo Notion porque puedo tener todo en un mismo lugar y llevarlo en el celular. Pero, ¿cargar cuatro cuadernos? Por favor, no.
Hoy mi mañana se siente distinta: apenas suena la alarma, me despierto, tomo la Biblia y mi prayer journal, alabo, oro, hago mi devocional.
Antes empezaba a hacer cosas sin preguntarle a nadie —pensando que esa era la libertad que quería: hacer lo que quiero cuando quiero.
Ahora le consulto a Dios primero y le entrego mis planes antes de continuar el día.
Antes la Biblia podía quedar cerrada “para después” porque mis pendientes parecían más “urgentes”.
Ahora no hay nada ni nadie antes que ese tiempo de intimidad con Dios. Es verdaderamente no negociable.
Antes me levantaba tarde, corriendo detrás del día.
Ahora me levanto temprano para encontrar quietud con Él. Antes empezaba con dopamina falsa y ansiedad. Ahora empiezo llena de Él, y me siento caminando sobre agua.
Y entendí por qué Dios me había hecho archivar ese proyecto: faltaba Él en la ecuación. Todo hizo clic. Quería un espacio físico donde primero le entrego mi día a Él, tengo un momento de intimidad, me lleno de Su amor inagotable… y recién ahí paso a mis pendientes. No al revés.
Primero Él, luego lo demás. Sus planes son mejores que los míos.
De ahí nace este Prayer Journal: un lugar sencillo y bello donde cada día empieza igual —orar → escribir lo que recibo → sembrar (mi To-Do con propósito).
No es para llenar por llenar; es para entregar, escuchar y elegir lo que sí importa.
En las ediciones de ProductiVIDA, nuestra última sesión es muy especial: sembramos una semilla. Una vez, una mentora me dijo: “siembra una semilla para ver reflejado en su crecimiento el valor del proceso”. Eso nunca se me olvidó. Quise expandirlo mucho más.
Dios nos habla en la naturaleza —y con las plantas lo grita de formas preciosas. Siempre digo: ¿CÓMO ES POSIBLEEEEE que de algo tan extremadamente pequeño crezca algo tan maravilloso?
La semilla te enseña que toma tiempo; que hay que regar y cuidar; que por más agua que le eches no va a crecer más rápido. Hay un tiempo perfecto… y es el tiempo de Dios.
Recordé un devocional de 40 días (con el que comencé a caminar con Jesús) donde hablaban de semillas: que la fe se parece a una semilla de mostaza —pequeña, con un potencial enorme que no se ve a primera vista—; que a veces parece “desaparecer” bajo tierra, como si estuviera muerta, pero en realidad está germinando; que nos preocupamos demasiado por resultados cuando lo nuestro es sembrar y regar; que “orar es sembrar” y esas oraciones dan fruto, a veces mucho después y para generaciones que ni imaginamos.
Si seguimos sembrando lo que debemos sembrar, en el tiempo y la manera de Dios, llega la cosecha.
Y no solo sembramos oraciones; también sembramos pasos hacia eso que Dios nos llamó a hacer.
Por eso esta primera edición es SIEMBRA, para comenzar un nuevo año plantando con base firme: Dios. Porque si Él no está en el centro, algo más estás adorando.
A mí me gusta simple.
Muchas agendas “de año” traen tantas secciones y casillas (metas trimestrales, hábitos, ruedas, finanzas, afirmaciones y la lista sigue) que terminas queriendo llenarlo todo… sin saber cómo. Eso no solo abruma: te roba enfoque.
Este journal hace lo contrario: menos, mejor. Una página al día, tres decisiones claras. Primero escuchas, luego actúas. Nada de casillas infinitas, nada de “si no lo llenas todo, fallaste”. Aquí lo importante sí cabe.
Orar — entrego el día y pido dirección.
Escribir lo que recibo — lo que Él me muestra en la quietud (ideas, convicciones, recordatorios).
Sembrar — elijo 1–3 acciones que honran eso. Si todo es prioridad, nada lo es.
LO QUE NO ES
NO ES una agenda con fechas ni para 2026.
No vas “tarde” ni “adelantado”, y no hay calendario que te persiga. Olvídate de casillas rígidas que generan culpa; si un día no escribes, simplemente vuelves.NO ES un planner con 100 secciones (ruedas, afirmaciones, trackers infinitos…).
Te respeto el tiempo y la cabeza. Menos, mejor: orar, escribir, sembrar 1–3 acciones.
NO ES un manual de perfeccionismo.
No necesitas “hacerlo perfecto”; necesitas hacer espacio para escuchar a Dios y elegir lo importante.
NO ES una herramienta New Age.
Es cristocéntrica. Primero Él; desde ahí, lo demás.
Sus planes son mejores que los míos
Sus planes son mejores que los míos
Una agenda (3 meses, sin fechas) — Journal · Oración · Pendientes: todo en un solo lugar.
En una misma página diaria:
Oración (entrego mi día)
Escritura (lo que recibo)
Siembra (1–3 acciones con propósito)
Más: Vaciar la mente (semanal), Cosecha (mensual), gratitud, intercesión, respuestas de oración y notas.
Una clase grabada para usarla sin complicarte (y disfrutarla).